Garantizar la igualdad de derechos para todos los uruguayos

El gobierno uruguayo y la DNIC interpretan actualmente que la ley constitucional y la historia uruguaya dividen a los uruguayos en dos clases. A los uruguayos que cumplen todos los requisitos para inmigrar y convertirse en ciudadanos legales no se les conceden todos los derechos como uruguayos.

Uno de los resultados de esto es que a los niños de nuestra nación se les niega hoy la nacionalidad y se les convierte en apátridas en violación del derecho internacional.

Otro resultado es que los pasaportes emitidos a nuestros ciudadanos legales que inmigraron a Uruguay son deficientes según el derecho internacional. Uruguay no proporciona información suficiente ni correcta en el pasaporte. Algunos uruguayos no pueden viajar con seguridad. Incluso si pueden sortear las barreras de viaje del pasaporte incorrecto emitido por Uruguay, a esos uruguayos no se les proporciona protección diplomática ni servicios en el extranjero, y se les etiqueta como "extranjeros" durante el proceso de regreso a Uruguay.

Todo esto es un grave error pero no un dilema constitucional. El problema se debe a una incorrecta interpretación de nuestra historia y constitución desarrollada y perpetuada por un académico sometido a los prejuicios y sesgos de su época. Todos estamos incrustados en nuestros tiempos pero ya es hora de que Uruguay siga adelante. Este error ha convertido a Uruguay en un país único. Es la única nación que niega la nacionalidad a todos los inmigrantes que se convierten en ciudadanos. Sólo Uruguay divide a los ciudadanos en dos clases a efectos de nacionalidad. Lamentablemente, el error se basó en doctrinas de raza, sangre y origen nacional populares hace aproximadamente 75 años, cuando se desarrolló la doctrina legal que Uruguay aplica ahora.

Las demás naciones del mundo han dejado de discriminar a sus ciudadanos basándose en esas clasificaciones. De hecho, Uruguay ha firmado numerosas convenciones internacionales en las que también pondría fin a todo tipo de discriminación. Y, sin embargo, la discriminación continúa hoy en día.